miércoles, 23 de enero de 2013

Casablanca


Antes de ver Casablanca en el cine desconocía la verdadera razón del porqué me gustaba; me dejé llevar por la idea del clásico, del encanto que encierra el cine de oro. Ahora comprendo que lleva un mensaje detrás de la historia romántica de Rick e Ilsa, mayor que la historia de personas como Lazlo, Ilsa, el inspector Reneau, Rick y Sam.
Casablanca encierra el mismo encanto que La elegancia del erizo, que Kamchatka, que Por quién doblan las campanas, que el Libro de Manuel, que Rayuela, hasta podría hablarse de  Drácula…creo que es un hilo conductor que tienen en común, como tantas otras historias a las que adoro. Hablan de un refugio, de un último lugar de resistencia, de un lugar físico y a la vez virtual de confort, de protección, de amparo. Los lugares físicos, esos lugares en el mundo donde nos encontramos a resguardo, lugares donde nos vemos forzados a permanecer, que elegimos o a los que estamos destinados o a los cuales nos confinan pero igualmente son los que nos da la sensación de bastión protector. Lugares-personas en los que nos apoyamos, que nos dan esa misma seguridad, que resisten junto a nosotros dándonos esa sensación de calidez, de contención.
Sabrina, en la historia homónima,  se refugia en París cuando ya la cochera no puede contenerla de sus desilusiones; y al regresar, sin quererlo, intentando refugiarse en David,  se refugia en Linus. La Señora Michelle en La elegancia… se refugia en su personaje de portera y hace de su portería el lugar ideal de resistencia, mientras que Paloma creyendo estar al resguardo en su plan de suicidarse, encuentra el mejor escondite en sus haikus y el diario del movimiento del mundo que la llevarán al mejor abrigo, el de la amistad de aquellos que saben ver más allá de las corazas y los espejismos.
Mina y  Jonathan Harker, el Dr. Seward, Van Helsing, Quency Morris, Arthur Holmwood y hasta el mismo  Renfield recisten a la amenaza de  Drácula. Renfield desde su locura, los demás apoyándose los unos en los otros, el grupo es su mejor refugio, su último refugio.
Pienso también en Juan Salvo y Germán siempre  como el lobo, fuertes en la soledad, solidarios en el grupo. Germán desde el Eternauta II parafrasea a Sartre que bien decía que el infierno son los otros; desde la resistencia de las viñetas, desde la clandestinidad de su nombre de guerra, desde el dolor de esos años, Oesterheld dice que el paraíso son los otros, y yo creo, que ambos lo son. Quienes nos orillan a oponer resistencia son nuestro infierno, pero existen esos baluartes donde nos amparamos que son realmente el paraíso y nos ayudan a sobreponernos a cualquier tiniebla.
La Resistencia siempre es distinta, hay algunas más profundas y dolorosas que otras, pero ninguna es insignificante. Todas marcan, todas nos cambian, todas dejan algo, lo importante es no traicionarse, es poder ser sin avergonzarnos, seguir adelante con nuestros estandartes.
Siempre habrá un lugar desde donde evitaremos transigir, siempre habrá una persona que nos estimule  a no ceder, siempre estará la esperanza: nunca está todo completamente perdido… Siempre encontraremos albergue donde lamernos las heridas, reagrupar fuerzas y seguir adelante.
Cortázar diría que los libros siguen siendo el único lugar de la casa donde se puede estar tranquilo… muchos hablan de la metáfora de la casa-país y los libros el único lugar donde se puede decir, ser. Todos necesitamos y buscamos un Casablanca, un Café de Rick, un Kamchatka desde donde resistir hasta más no poder… no estoy segura de cuál es el mío, pero sé que los libros se le parecen mucho, son refugios transitorios, las letras suelen ser más precisas. Tengo una idea más fuerte de quienes son mis refugios, los lugares físicos varían, pero los lugares-personas jamás sucumben.

Noviembre 2012 S.L. 

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