domingo, 16 de mayo de 2010

Dolor

Mientras los pibes matan el hambre con sueños de poxirran, el mundo sigue enarbolando banderas de igualdad en el mástil de la hipocresía.

S.L©

Vampírica

Estos días -Ignoro si es la melancolia gótica del otoño- se ha despertado mi espiritu vampírico; todo se cierne al rededor de lo oculto, lo misterioso, el mito, la leyenda.

Leo y releo historias sobre aquellos seres sobrenaturales, Drácula, Báthory, Carmilla... Stoker, Pollidori, Rice... siglos y siglos de leyendas, contadas en distintas lenguas, las mismas historias y en épocas donde las noticias tardaban meses en llegar de una punta a otra de un mismo país. Ni hablar de un continente a otro.

¿Qué encierra el mito? ¿Cuánto hay de cierto en él? ¿A qué nace?

Trato de encontrar respuestas, sigo buscándolas en cada palabra escrita sobre ellos; saboreando cada historia con una particular emoción, un cierto placer.

Desde pequeña mi vida se enredó con el mito, mi interés con los años fue en aumento y en este punto de mi vida hasta mis sueños se relacionan con la Estirpe. Seguiré leyendo y releyendo, buscaré escritos, versiones, fundamentos, hipótesis, datos sueltos ... Daré forma a aquellos vampiros de mis sueños, tan humanos como fantasmales; extraordinarias criaturas de la noche, sensuales selenitas; como yo, hijos de la luna, de los plenilunios, de la oscuridad.

Vampírica, no tenebrosa. Gótica, no morbosa. Simple curiosidad e interés por el mito, ni romance, ni atracción, mucho menos irrespeto.

La leyenda encierra mucho más, habla de una fuerza que sobrepasa fronteras y es común a todas las culturas. Criaturas o demonios, almas en pena, espectros, desterrados, negados de Dios. Cambia de nombre, varian detalles ... pero son ellos, Vampiros, No - muertos. Siempre ellos.

En pleno atardecer escribo estas líneas mientras cerca mío descansa un ejemplar en rojo y negro que hace alusión a la Obra Maestra de Bram Stoker... y me pregunto cuántas tardes como estas habrán moldeado sus palabras y cuántas sombras crepusculares escondían algo más que sus criaturas inmortales.

Cuántas crónicas vampíricas escritas con distintas tintas, nacidas de distintas mentes encierran en secreto susurros inmortales ocultos en las penumbras...
Mary Shelley trajo a la vida su peor pesadilla, el mito del Vampiro que dio inicio a la inmortalidad del viejo Conde, nació de las mismas tertulias vespertinas bajo el hechizo de las fantasmagóricas sombras chinescas de agonizantes velas; cuántas historias han sido forjadas por el miedo o por las sombras ... y cuántas otras dictadas por lo que en las sonbras mora.

Los cuervos de la noche traerán historias; con su aleteo otras nobles criaturas se acercarán con sigilo...

Hasta entonces, atento a los susurros del viento, al crujir de las viejas hojas sepias que juegan con él en el otoño golpeando en los ventanales de tu estancia... o simulan pasos estraviados a tus espaldas, cuando caminas solitario por las tardes. Puede ser sólo tu imaginación, como puede ser el fruto de la imaginación de alguien más...
 
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