lunes, 23 de mayo de 2011

Insomnio

Abrió los ojos y se quedó muy quieta como para no despertarlo, cerca del borde de la cama, acurrucada; sólo miró una vez más el reloj, lo había hecho tantas veces que creyó ya estaría pronta la mañana, pero sólo habían pasado veinte minutos.
El radio-reloj parecía mostrar un rojo más rabioso, más molesto que el acostumbrado. En la gran oscuridad únicamente se veían un raquítico uno, dos insignificantes puntitos y un veinte en números cuadrados.
¿Qué podía mantenerla despierta? No hacía calor, tampoco frío; no llovía ni había viento, ni grillos, ni autos; nada, total silencio. Cenar había cenado lo suficiente. No había tenido ninguna discusión, ni disgustos, ni un mínimo cambio de opinión siquiera; el día había sido bueno, muy bueno.
Estaba tranquila, relajada, aun así no se podía dormir.
Comenzó a ponerse nerviosa; dejó de buscar las causa para encontrar soluciones ¿Cómo curar su insomnio?. 1-Cambiar de posición, 2- Acomodar la almohada, 3-Leer un libro, 4-Ver televisión, 5-Contar ovejas, 6-Tomar un buen vaso de leche tibia con miel, 7-¿Tomar pastillas?.
Las primeras y la última las descartó, no quería desdertarlo, no era justo, él merecía dormir; si se movía o encendía la luz podría despertarse y no volver a dormirse, como le pasaba a ella. El merecía dormir, debía levantarse temprano para presentar unos planos a primera hora, tenía que estar tranquilo, relajado, haber dormido perfectamente como un lirón ¡Como ella deseaba hacerlo!.
Se quedó esperando que Morfeo fuera a buscarla ya que ella no acudía a su encuentro, mientras contaba ovejas.
De haber tenido tantas ovejas como las que llegó a contar el trabajo que éstas originarían le habrían hecho caer rendida, trató de imaginarse sumamente cansada, hasta pensó en bostezos, pero nada; el sueño no llegaba.
No soportó más y se sentó en la cama de un envión, buscó el rostro de él adivinando que seguía sin inmutarse. No encontró su rostro, ni su bata. Su lado de la cama estaba frío, se había levantado sin duda alguna hacía algún tiempo.
Tomó el salto de cama, se puso las pantuflas y fue a su encuentro.
Por fin lo vió, estaba en el living repasando los dichosos planos con un gracioso bigote de leche. Ella sonrió conforme había encontrado el porqué de su insomnio.
Se recostó en el sofá apoyando la cabeza en el pecho de su esposo quien la rodeó con sus brazos; murmuró un "Me hacías falta" y poco a poco el sueño los venció.


-Allá por el '97 SNL Fénix Negro

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