Tu palabra es copiosa llovizna erosionando la triste aridez de mi alma. Tu voz es la dulce brisa que trae consigo cálidas promesas a este crudo invierno.
Y ardo en tus versos como en una hoguera; y en ellos renazco con karma de fénix y alma de oasis, en pleno naufragio.
Brota al fin mi prosa como un manantial que busca tu boca, la dejo que corra hasta que desborde para que te sacie, te empape, te inunde, se filtre bien dentro, te cale bien hondo, y llegue a tu alma, ese paraíso donde surge el verso...
Que mi prosa errante nutra el nacimiento de miles de nubes que condensen versos y que estos diluvien fecundando el alma de otros poetas.
A personas que admiro y estimo, mi familia virtual. Escrito en otro lado, pero pensado en ustedes mis queridos poetas de la Sala.
Con Karma de Fénix. S.
Hace 6 meses
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